
LLEGÓ LA HORA DE ESCUCHAR
CANTIDAD DE PARTICIPANTES: Sin límite
DURACIÓN APROXIMADA: Treinta minutos
MATERIAL NECESARIO: Papeles y lápices. Cassette.
OBJE'IIVOS: Descubrir que no sólo nos hablan con palabras Aprender a descubrir a Dios en lo que nos rodea.
MECANISMO
El catequista dice que van a escuchar un cassette mientras dibujan en una hoja. En el cassette se habrá preparado una banda sonora con trozos muy cortitos de música, ruidos de ciudad, trinar de pájaros, imitación de sonidos de animales, risas, grititos, ruido de agua...
Finalizada la audición de la banda sonora, los chicos terminan de dibujar en silencio.
Si no se puede hacer la grabación que se indica, se puede pasar alguna canción, inclusive se les puede pedir que traten de hacer el mayor silencio posible para dibujar los ruidos que se vayan produciendo en la sala, en el exterior, o en la calle.
Después se muestran los dibujos y se comparan con los que hicieron los demás; obviamente, cuando hablamos de comparar no nos referimos a hacer juicios de valor o de belleza en la comparación sino al hecho de hacer notar cómo algunos escucharon unas cosas y otros, otras.
Se pueden colocar todos los papeles en una cartelera para que queden expuestos en la sala.
A partir del comentario de los dibujos, se llega a la conclusión que SI ESTAMOS ATENTOS, PODEMOS ESCUCHAR MUCHAS COSAS Y DE MUCHAS MANERAS DISTINTAS.
Al catequista le resultará muy sencillo trasladar las conclusiones y vivencias de este juego y del diálogo posterior, a la necesidad de hacer silencio para escuchar a Dios y de estar atento para descubrir que nos habla a través de muchas cosas.
MANDANDO CARTAS
CANTIDAD DE PARIICIPANTES: Más de ocho y hasta cuarenta- cuarenta y cinco.
DURACIÓN APROXIMADA: Tiempo personal: quince minutos. Diálogo y encuentros: de quince a veinte minutos. Plenario: de cinco a diez minutos
MATERIAL NECESARIO: Papeles. Lápices o marcadores de color.
OBJETIVOS: Descubrir que en la Biblia podemos encontrar a un Dios cercano que nos habla.
MECANISMO
Cada chico debe escribir una carta a su compañero como si se hubiera ido a vivir lejos e hiciera varios meses que no se ven.
Se supone, también, que le está escribiendo a un amigo, al cual conoce bien y le tiene confianza.
Se pide que trabajen en silencio, y que el que termina primero respete al que todavía está trabajando.
Cuando el catequista ve que todos terminaron, se recogen las cartas, se mezclan y se reparten dejando un tiempo para que cada uno lea lo que escribió otro.
Después, se pregunta qué cosas, generalizando, se podían encontrar en las cartas.
No se pide que cada uno lea en su hoja, sino que digan los aspectos que encontraron, en general. Se trata de sacar conclusiones acerca de las cosas que generalmente contamos en una carta (si preguntamos por el otro, qué cosas le contamos, si le damos algún consejo...).
Una vez que los chicos y las chicas comprenden y generalizan los términos globales de una misiva, comienza un diálogo que los acerca a pensar en la Biblia.
La conclusión que se puede sacar es que de la misma manera Dios nos habla en la Biblia.
A veces ésta tiene un lenguaje más complicado, o más difícil, porque fue escrita hace muchos años y por gente que vivía en otro país, con otra cultura y con otra manera de ser; pero lo importante es que la Palabra de Dios es clara y nos dice cosas que son sencillas de comprender.
Hay cosas de la Palabra de Dios que se tienen que comprender con el corazón. Si abrimos nuestro corazón a la Palabra, seguro que la comprenderemos...
CUENTO CON MOVIMENTO
CANTIDAD DE PARTICIPANTES: Más de nueve
DURACIÓN APROXIMADA: Quince a veinte minutos
MATERIAL NECESARIO: Un cuento.
OBJETIVO: Descubrir la importancia de estar atento.
MECANISMO:
El grupo se divide en tres subgrupos iguales dentro de la misma sala.
- A cada subgrupo se le asigna el nombre de un color y de un animal.
Grupo 1: color amarillo y animal, puma. Grupo 2: color negro y animal, hornero. Grupo 3: color azul y animal, conejo.
- Se explica que vamos a leer en voz alta un cuento, y que cada vez que se nombra el animal o el color que pertenece al grupo, todos los integrantes deben ponerse de pie.
- Antes de comenzar con la lectura, el catequista se asegurará de que los grupos comprendieron el mecanismo de la dinámica. Se puede practicar, sin leer el cuento, diciendo alternativamente las palabras de cada grupo.
A continuación proponemos un cuento, pero sólo como ejemplo. El catequista puede elegir un cuento que los chicos ya conozcan, inventar, o presentar alguno que le permita desarrollar un tema posterior, aunque el objetivo principal de la dinámica no sea sacar conclusiones del cuento y sí de¡ desarrollo del juego.
EL PUMA FELIPE
Vamos a contar la historia de un puma que nació en un pequeño bosque de la pampa argentina. Aquel día el cielo estaba azul y la luminosidad del sol hacía resaltar el color amarillo de los trigales. Un árbol grande que estaba en la entrada del bosque, cobijaba el nido de un hornero que trabajaba todo el día sin parar para llevarle la comida a sus hijos.
Resulta que, cuando nació el puma, su papá se puso negro de rabia porque un conejo que siempre hacia lío en el bosque, había roto la cunita que hablan preparado con todo cariño. El pasto seco y amarillo que hablan juntado para poner de colchón estaba todo desparramado y el conejo se habla escapado sin arreglarlo.
El puma no sabía qué hacer y se puso a pensar mirando el cielo azul. En ese momento vio revolotear al hornero y se le ocurrió que podía ayudarlo a juntar el pasto que necesitaba para rehacer la cuna.
El cielo azul de pronto, empezó a ponerse negro porque se avecinaba una tormenta. Eso hizo que el hornero se refugiara en su nido y que el conejo volviera a su madriguera. Por eso, cuando el puma fue a buscar al hornero, lo pudo encontrar enseguida.
Rápidamente le contó lo que había pasado y el hornero revoloteó cerca de las orejas del puma para decirle un plan. "Si el cielo sigue negro por la tormenta tendremos que apurarnos. Un puma recién nacido y sin cuna para abrigarse, se puede enfermar. Hay que hacer algo urgente" - le dijo.
- "Ya mismo voy a buscar a ese conejo travieso y le voy a pedir que nos ayude." El hornero fue volando hasta la madriguera y se encontró en la puerta un cartel amarillo que decía: "No molestar, estoy descansando". "¡Qué conejo más atrevido!" - exclamó el hornero. Y con su pico golpeó fuertemente para llamar la atención. El conejo salió comiendo una zanahoria y con un toallón amarillo sujeto a la cintura, porque acababa de bañarse.
El hornero le contó rápidamente lo que pasaba con el puma y le dijo que él era responsable del lío que había hecho. El conejo respondió que no sabía que ese pasto amarillo pertenecía a una cuna y que lo había hecho sin querer, así que estaba dispuesto a ayudar al puma para reparar esa macana.
Así, papá puma, el hornero y el conejo se pusieron a trabajar apurados porque el cielo estaba cada vez más negro y podía caer la lluvia en cualquier momento.
Cuando los otros animales del bosque los vieron tan atareados, se dispusieron a colaborar y rápido, muy rápido lograron terminar la cuna para el recién nacido. Un colibrí puso una cinta azul de adorno en la cabecera y, recién cuando todo estuvo terminado, el cielo negro se rasgó con la luz de un rayo y empezó a llover.
Finalizado el relato, conversamos con los chicos y chicas sobre la importancia de haber estado atentos para escuchar las palabras que nos indicaban la posición a adoptar: de pie o sentados.
Quien está desatento, pierde el mecanismo del juego e incluso, hace equivocar al resto del grupo.
Cuando estas ideas se han conversado lo suficiente, el catequista comenzará a relacionar el tema con la importancia de estar atento para escuchar la Palabra de Dios.
Puede leerse la parábola del sembrador y comparar los distintos terrenos con las distintas actitudes para escuchar: "orejas impermeables"; "me entra por un oído y me sale por otro"; escucho y me olvido; escucho y me comprometo con la Palabra de Dios.
Juegos y dinámicas para la catequesis. Casala y Pisano. Editorial Bonum.