
YAWAR FIESTA (FIESTA DE SANGRE).
UNA LUCHA INTERCULTURAL PERDIDA EN EL TIEMPO.
Desde la invasión de los españoles, han surgido en el ahora llamado hombre peruano, intrincadas y a veces encarnizadas luchas interiores, propias de un mestizaje que para él han sido difíciles de manejar. Por un lado, las creencias andinas que sus antepasados le han transmitido de generación en generación, y por otro lado, lo español, un elemento extraño que un día apareció entre sus venas, y que inevitablemente lo puso en un dilema que en muchos casos aún existe.
Uno de estos casos es el Yawar Fiesta o Fiesta de Sangre, que a través del tiempo ha transformado la afición española por los toros, en una expresión particular del mestizaje peruano, llegando extrañamente a unir elementos tan distantes de la cultura andina y occidental como el Cóndor, figura sagrada a lo largo de la historia de los pueblos andinos y el toro, representación de la cultura española.
Esta fiesta se realiza aún en algunos pueblos en fechas que son motivo de fiesta, pero especialmente el 28 de Julio, Día de la Independencia del Perú, pero comienza mucho antes, cuando el Mayordomo (persona comprometida para la organización de la fiesta) decide que es el momento de la captura del cóndor, entre copas de chicha (bebida a base de maíz) y licor, compromete a un experto para que traiga vivo a este mensajero de los Dioses, a la fiesta. Se tiene que realizar las ofrendas respectivas para que los Dioses de las montañas propicien la captura, los mecanismos son diferentes, uno de los mas comunes consiste en el sacrificio de un caballo colocado sobre en un lugar estrecho donde, para el cóndor sea fácil descender, pero difícil remontar el vuelo por falta de corrientes de aire, luego, la espera puede durar varios días, la razón es que el cóndor posee una prudencia natural que no le permite posarse sin estar completamente seguro de que no hay peligro, una vez en tierra esta mítica ave se alimenta de varios Kg. de carne lo cual lo hace mas pesado, es en este momento cuando los comuneros salen de sus escondites enarbolando mantas o ponchos y se lanzan a la captura.
La víspera de la fiesta el cóndor hace su entrada al pueblo, es recibido con las consideraciones que un personaje de su categoría merece, es alimentado con la mejor carne y solo bebe el mejor licor o chicha, participa de todas las actividades cívicas como una autoridad del pueblo, talvez presintiendo el desafió que tendrá que librar al día siguiente.
UNA OFRENDA DE SANGRE PARA LA TIERRA.
Los toros ya están listos para salir al ruedo, y el que muestra mayor bravura es capturado por los comuneros, presintiendo de alguna forma su destino lucha de forma tenaz contra los lazos, pero es inútil, el cóndor es literalmente cocido a su espalda, las notas tristes de las wakawaqras (cornetas hechas de cuernos de toro) anuncian el duelo, de pronto, una imagen entre trágica y majestuosa surge, el toro encabritado da saltos enfurecidos por liberarse de los picotazos desgarradores del cóndor, el encuentro de dos fuerzas telúricas opuestas se produce en medio de movimientos indescriptibles, los jóvenes mas valientes de los poblados cercanos entran al ruedo ya sea con mantas o ponchos para enfrentarse al toro, este en medio de saltos y a veces de resignación intenta tomar la vida de los improvisados toreros, los cuales muestran todo su coraje en cada movimiento, algunos dejaran su sangre derramada en el ruedo en comunión con la del toro como ofrenda a la tierra que a ambos da el sustento.
Han pasado varios minutos de una lucha sin tregua en el ruedo y finalmente liberan a ambos rivales uno del otro, el toro no es sacrificado y el cóndor es agasajado y cuidado hasta el día siguiente cuando en medio de grandes ceremonias será liberado para que lleve el mensaje del pueblo de los Dioses.
Si sucede la muerte del cóndor en la fiesta, es considerada una tragedia, que traerá desdichas e infortunio para los pobladores.
Esta fiesta es una muestra de las muchas formas en que se realiza la lucha intercultural en el Perú, desde la época de la invasión española, en medio de ceremonias españolas el hombre andino ha tratado de disfrazar sus creencias, sus sentimientos, anhelos e ilusiones, a pesar de su evidente mestizaje, una parte de él se resiste a dejar de ser Indio, aún recuerda con nostalgia su pasado.
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